Nos conocimos en Mallorca hace 8 años, en un curso intensivo de 10 días sobre masaje californiano. ¡Lo que me pude reír con ella! En este tipo de cursos la meditación, el yoga y la alimentación vegana o vegetariana suelen estar a la orden del día; de manera que verduras, cereales integrales y frutas era lo único que había para comer. Para mí no supuso ningún problema (al contrario), pero para la pobre Nuria fue un auténtico suplicio… “Eva, acompáñame al supermercado, necesito un dónut. Es que no me entendéis, mi cuerpo me lo pide y no lo puedo remediar”. Por si fuera poco convivir con esa ansiedad diaria, el sobrepeso que iba acumulando le provocaba dolores de espalda que en ocasiones la obligaban a parar durante la clase.

La verdad es que tuvimos una conexión genial y, aunque ella vivía en Santander y yo en León, al cabo de unos meses me hizo una visita a la clínica. El plan era hacerse un tratamiento facial e intercambiar entre nosotras un masaje californiano. Cuando la vi, ¡no parecía ella! Había perdido bastante peso, estaba alegre y vital, y con la piel muy luminosa. “Nuria, te veo fantástica. ¿¿¿Qué te has hecho???”.

Me contó que estaba haciendo ayuno intermitente y le iba muy bien, había bajado los kilos que le sobraban, no pasaba hambre y se encontraba fenomenal. “Es la panacea, chica, te lo aseguro”.

Por aquel entonces yo ya seguía al prestigioso Dr. Barry Sears, quien revolucionó el mundo de la nutrición con su “dieta de la zona”, un régimen antiinflamatorio con fabulosos resultados, basado en mantener los niveles de glucosa e insulina constantes. También había probado ya la dieta cetogénica y la dieta disociada, entre otras, para llegar a la conclusión de que no se trata de hacer dietas, sino de comer sano y equilibrado para sentirte bien, con energía.

Así que, a partir de la experiencia de Nuria, comencé a documentarme sobre el ayuno intermitente y a probar sus distintas modalidades. Hoy, después de todos estos años, puedo asegurarte que el ayuno intermitente no solo te ayuda a recuperar tu peso ideal sino que mejora tu bienestar porque contribuye a regular el funcionamiento de tu aparato digestivo e intestinal, lo que repercute en una mayor sensación de energía ya que dejas de sentirte tan hinchada y de tener digestiones tan pesadas.

Pero, ¿en qué consiste exactamente? Ayunar ― no comer nada― es algo que hacemos de forma natural durante la franja horaria que va desde la cena hasta el desayuno del día siguiente. El ayuno intermitente consiste tan solo en ampliar ese rango de horas y elevarlo, por ejemplo, de las 12 horas habituales a 16 (una de las modalidades más eficientes), tomando a lo largo de ese intervalo de tiempo solo agua, café, infusiones o caldos si lo deseas.

En mi caso particular (porque cada persona tiene su franja horaria ideal), con solo realizar 16 horas 3 días a la semana me permite mantener mi peso y darle descanso a mi aparato digestivo; noto menos inflamación abdominal y más agudeza mental y bienestar. Otras personas a las que les he recomendado la técnica, notan también:

• Menos grasa localizada (sobre todo si hay obesidad o se entrena fuerza)
• Microbiota intestinal más sana
• Menos estrés oxidativo (o lo que es lo mismo: piel más joven)

Eso sí, es fundamental aclarar que el ayuno intermitente es seguro para la mayoría de las personas, pero no para todas. Existen contraindicaciones para personas aquejadas de cálculos renales, reflujo gastroesofágico, diabetes u otros problemas médicos, por lo que es imprescindible que consultes con tu médico antes de comenzar a practicarlo.

En la clínica, intensificamos los efectos del ayuno intermitente sobre tu cuerpo con diferentes programas corporales, el más reciente se llama Detox Reinicia (disponible solo por tiempo limitado).

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Gracias por leerme y ¡cuídate mucho! (recuerda que nadie puede hacerlo tan bien como tú ).

Un abrazo,