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Desde que cumplí los 3 meses de embarazo, el tiempo se me está pasando volando. Saber que han pasado las semanas más críticas, y que todo está bien, me ha relajado mucho y estoy disfrutándolo todo cada día más.
Compartir la noticia contigo, en la clínica, con los amigos… ha sido precioso y muy emocionante. Encontrarme por la calle con clientes que han leído el blog o escuchado el pódcast y me paran para felicitarme me ha llenado de alegría y felicidad. Y en la consulta, ha sido un no parar de abrazos, besos y felicitaciones de corazón que me han hecho sentirme verdaderamente querida. Desde este rincón quiero dar las gracias a todos y cada uno por el enorme cariño que —de una u otra forma— estoy recibiendo.
Está siendo maravilloso también compartir experiencias con mis clientas embarazadas y con las que han dado a luz recientemente. Sus consejos valen oro para mí y escucho con atención todo lo que me dicen… mientras pienso en la gran suerte que tengo por tenerlas cerca. Muchas veces, en mis visualizaciones, me imagino saliendo del hospital… y veo que lo primero que haré será ir a la clínica. ¡Es lo que más me apetece! Enseñar a mi mayor “creación”, mi bebé, y pensar “lo hemos conseguido, ¡cuanto he tenido que crecer como persona para llegar hasta aquí! Gracias por todo lo que me has enseñado”. Después me imagino disfrutando al ver a mi equipo y clientes dándole la bienvenida al mundo al bebé… y, solo después, me veo yendo a casa feliz y tranquila.
En este momento estoy casi de 18 semanas, tengo que esperar a las 20 para saber si es niño o niña, porque en la anterior ecografía (aunque se podía intuir…) era demasiado pronto. ¡En el próximo capítulo de este relato espero poder desvelártelo ya!
En cuanto a mis síntomas, estoy mucho mejor. Ya voy recuperando la energía y el cansancio ha disminuido bastante. Esto me ha llevado a creer que puedo llevar el mismo ritmo que antes y —cuando me he excedido en actividades, trabajo o vida social— me ha pasado factura. Ahora ya sé que lo que mi cuerpo necesita es descansar mucho, dormir más horas y estar tranquila; debido al calor y a mi baja tensión (que no se termina de regular) es lo que mejor me viene, ¡al menos de momento! Y me está costando un poco, lo confieso; acostumbrada a hacer deporte, a tener niveles muy altos de energía, a trabajar muchas horas, a madrugar… ¡ahora mi vida ha cambiado tanto! Por ahora solo puedo dar paseos, no muy largos y parando varias veces a descansar. Pero, ¡en fin… lo primero es lo primero!
Ya se me nota un poco más la barriga, sobre todo a última hora de la tarde. Me estoy haciendo unas fotos caseras de seguimiento y ¡se va notando la “bolina”! Me encanta que se me note y tocarme la barriga, sentir cómo va creciendo y las primeras patadas… ¡es una emoción indescriptible! La primera patadita fue como una vibración en el bajo vientre que duró un par de segundos… y como nunca había sentido nada parecido no sabía muy bien qué era. Fue por la noche, recién acostada, y cuando ya comprendí qué era me emocioné tanto (¡pero tanto!) que estuve toda la noche en duermevela por si lo volvía a sentir… pero no.
Ahora mismo el bebé ya mide 22 centímetros y pesa 223 grs. Como curiosidad, si fuera un animalito, sería como un erizo (es lo que tienen las modernidades de las aplicaciones, que te dan ese tipo de datos asombrosos).
Con respecto a mis cuidados, me estoy centrando sobre todo en la piel del cuerpo y la circulación de las piernas. He comenzado a utilizar la crème Dermo RL Corps (que es más rica en lípidos) en todo el cuerpo y la crème R-Stria, para el abdomen y el pecho, porque está concebida específicamente para la prevención de estrías en el embarazo. Para el sistema circulatorio, me estoy dando muchos masajes, que me sientan fenomenal, porque lo cierto es que —para haber engordado tan poco— las piernas se me cansan bastante.
En el rostro sigo con mi rutina habitual (soy fan incondicional de la lotion P50 y la crème collagène); aunque es frecuente que aumente la grasa y aparezca acné o sequedad durante el embarazo yo aún no he apreciado ningún cambio. Cuando noto mi piel apagada debido al cansancio, recurro al masaje japonés kobido o a la tecnología LPG, para estimularla y despertarla (y, de paso, aprovecho para echarme un sueñecito). ¡Salgo nueva!
Poco a poco estoy haciendo una lista con las cosas que voy a necesitar para la habitación del bebé: la ropita, la cuna… pero prefiero no precipitarme. Soy bastante minimalista y quiero comprar solo lo estrictamente necesario, aquello a lo que realmente vaya a sacar partido y que me permita tener mi casa con el mayor orden posible y el menor ruido visual. Así que estoy muy entretenida estudiando, junto al papá, las infinitas opciones que hay… ¡Dios mío… vaya mundo!
Gracias por leerme y ¡cuídate mucho! (recuerda que nadie puede hacerlo tan bien como tú ).
Un abrazo,
DIRECTORA DE EVOLUTION CLINIC